Aquel verano porteño; nuestro tiempo;
la garganta de aquel inmortal bandoneon contrabajisimo,
vio la muerte del angel;
convirtiendo al verano en otoño;
cuando la gente se haya vuelto loca,
quedara una balada;
aquella balada para un loco;
vayamos al diablo,
y brindemos por eso;
chin chin. astor
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